13 Ago “Las personas autistas no somos poco empáticas, somos hiperempáticas.”
“Las personas autistas no somos poco empáticas, somos hiperempáticas.”
Por Ailyn Falk Aliaga.
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Para poder comprender bien a lo que me quiero referir en esta columna, quiero aclarar el concepto “Hiperempatía”.
El prefijo “Hiper” denota que algo está exacerbado o es mucho mayor a lo habitual. También tenemos la palabra “Empatía”, que es la capacidad para ponerse en el lugar del otro en alguna situación, compartir sus sentimientos y sensaciones.
Por lo cual una persona “Hiperempática”, se refiere a alguien que siente las emociones de forma más potente que el común.
Por lo general se piensa que las personas autistas somos poco empáticas.
Eso se tiende a expresar en frases como; “los autistas no tienen sentimientos”, “las personas autistas son frías y distantes”, “las personas autistas no son capaces de sentir empatía.”
Al contrario de lo que muchas personas creen, las personas autistas si podemos ser muy sensibles.
¿A qué me refiero con esto?
Cuando nos enfrentamos a una situación donde las emociones son fuertes, podemos sentirlas de una manera muy potente, a veces incluso se nos puede ver afectados anímicamente.
Quiero aclarar que podemos sentir la pena de los demás y que también podemos sentir la felicidad en el ambiente que nos rodea.
Las personas autistas si podemos sentir emociones cuando alguien más las siente.
El asunto es que sentimos las sensaciones más fuertes de lo habitual, lo cual lleva a que nosotros sintamos una sobrecarga de emociones, que podrían ser muy difíciles de gestionar.
Al desconocer la forma más correcta de cómo expresar nuestros sentimientos, se terminan desencadenando dos situaciones, o los expresamos de manera exagerada, o bien, con muy poca expresión. Ambas situaciones, para nosotros, pueden llegar a ser incómodas socialmente.
En lo personal, me pasa que cuando una persona está triste o angustiada, puedo sentir lo que ella siente, pero me tiendo a quedar bloqueada por no saber qué decir, pues pienso que puedo acabar diciendo algo que puede sonar insensible o fuera de lugar.
Pero mi silencio no es por una carencia de empatía, sino que se debe a mi falta de experiencia con las habilidades sociales.
Tiendo a guardar silencio para no decir una frase desafortunada que no tiene ninguna mala intención (aunque esto no es siempre así).
Me pasa algo parecido cuando una persona está enojada conmigo. Normalmente cuando alguien expresa estar irritado por mí, tiendo a quedarme totalmente en blanco y no respondo a lo que me está diciendo.
Pero esta falta de respuesta, no es porque tenga alguna falta de percepción en lo que siente el otro, sino al contrario, es porque además de sentir con mucha intensidad el enojo del otro, se mezcla con mis emociones de tristeza y confusión. Estas emociones al ser tan fuertes, terminan haciendo que no sepa cómo reaccionar, lo cual lleva a que yo solo me quede en silencio, incómoda por la situación.
Cuando me quedo bloqueada, es porque no siento la suficiente confianza con la gente que está a mi alrededor, esto lleva a un agobio emocional debido a mi “hiperempatía”, pues las emociones que siento del entorno son demasiado fuertes, y al no saber cómo ordenarlas, para poder expresarlas de la mejor forma, lleva a que me retraiga y termine refugiándome en mi misma, en mi mundo interno, donde no me siento agobiada o amenazada.
En cambio, cuando estoy con personas de confianza, el demostrar mis sentimientos se me hace más fácil y expedito, pues al ser mis amigos o familia, sé cuál es la mejor forma de exteriorizar mis sentimientos, según la situación.
Lo que quiero expresar con esto, es que cuando las personas autistas no respondemos a las situaciones de empatía, no es por una carencia de la propia, sino por el hecho de que nos comenzamos a agobiar emocionalmente.
Al sentir las emociones de una forma más intensa y variada, terminamos refugiándonos en nosotros mismos y ensimismándonos, o según el caso, con conductas disruptivas, más aún cuando no sabemos cuál es la forma más correcta de reaccionar ante una determinada situación.
Necesitamos un cambio de mirada respecto al autismo.
Las personas autistas no somos poco empáticas, somos “hiperempáticas”.
A pesar de los tiempos en que vivimos, al autismo se le sigue viendo de forma muy negativa, la sociedad se sigue dejando llevar por mitos que aún están muy arraigados respecto a nosotros.
Necesitamos ayuda para saber expresar las emociones. Esa es la clave, un “hiperempático” lo que necesita es no tener que ocultar sus emociones, lo que necesita es aprender a canalizarlas y expresarlas.
Pero esto no es algo que aprendamos de la noche a la mañana, es algo que requiere de ayuda de nuestros seres queridos, de paciencia de parte de ellos, por cierto, de uno mismo, y de la sociedad, para poder aprender a desenvolvernos en el ámbito social.
El aprender a gestionar las emociones y reconocerlas, en las distintas situaciones que se pueden dar en nuestro día a día como seres sociales, sin duda nos haría más fácil el poder abrirnos a este mundo, que a veces puede ser muy complicado de entender para nosotros.
Entonces, ¿en realidad las personas autistas somos poco empáticas o somos “hiperempáticos”?
Como persona autista, esto es algo que vengo pensando desde hace mucho, hoy puedo decir que creo firmemente que existe una relación entre nuestras hipersensibilidades sensoriales y la hiperempatía; y que ciertamente somos seres sociales “hiperempáticos”.